Lo bueno se repite y esta vez en Llolleo

Con entusiasmo, curiosidad y mucha imaginación, un grupo de 14 niñas y adolescentes participó este fin de semana en el taller “Arterrario”, una actividad educativa y artística impulsada por la Fundación Ojos de Mar en Llolleo. La jornada buscó fortalecer el vínculo con la naturaleza costera, promover la creatividad y entregar herramientas de educación ambiental desde una experiencia cercana y significativa.
El taller creado por el artista local Diego Rivera, invita a construir pequeños ecosistemas dentro de recipientes reutilizados, utilizando elementos inspirados en la playa de Llolleo arenas, hojas, fragmentos naturales y piezas recuperadas que permiten reflexionar sobre la contaminación por plásticos y la importancia de cuidar el borde costero.
“Es muy emocionante ver cómo cada niña transforma un frasco en su propio microuniverso. Arterrario es una forma de contar historias del territorio y despertar un sentido profundo de cuidado por la naturaleza”, señaló Diego Rivera, quien guió paso a paso la actividad.
Durante la jornada, las pequeñas participantes aprendieron sobre las especies del sector, la relevancia de la biodiversidad local y el impacto que generan los residuos en los ecosistemas marinos. Con apoyo del equipo de la Fundación Ojos de Mar, cada una desarrolló un Arterrario personalizado, reflejando colores, formas y sensaciones del paisaje costero.
“Las niñas no solo crean algo bello, también fortalecen la autoestima, el trabajo colaborativo y la conciencia ecológica. Cuando una niña entiende que puede cuidar un pequeño ecosistema dentro de un frasco, también comprende que puede cuidar el entorno donde vive”, destacó Liliana Cancino, presidenta de la fundación. Entre risas y comentarios, varias participantes expresaron orgullo por sus creaciones. “Me lo voy a llevar al colegio ya tengo un regalo para mi profesora antes de navidad” dijo una de las niñas.
El éxito de la actividad reafirmó una convicción del equipo: un buen taller se repite, no porque sea igual, sino porque cada nueva versión crea pensamientos, piezas completamente distintas, únicas, irrepetibles, tal como cada niña y su forma de mirar el territorio.
La jornada concluyó con frutas de la estación y un pequeño espacio de conversación sobre cómo seguir protegiendo el medioambiente desde acciones cotidianas. Para la Fundación Ojos de Mar, este taller representa un paso más en su compromiso por acercar la educación ambiental a diversas comunidades y, especialmente, a niñas y jóvenes que encuentran en la naturaleza un espacio seguro, creativo y transformador.
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